Como Iglesia Discípulos de Cristo en Argentina, en el Día de la Mujer, apoyamos el Paro Internacional de Mujeres, adhiriendo al Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH), como Iglesia miembro del mismo.
Compartimos las palabras del Credo de la Red de Liturgia del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI), agregando una breve reflexión sobre La Mujer.
Credo (8 de Marzo)
Creo en Dios, creador de la tierra y de todo cuanto existe, que hizo a los seres humanos en igualdad de condición y dignidad, a su imagen y semejanza.
No creo que en quienes establecen diferencias entre las personas, considerando que unos son mejores que otras.
Creo en Jesucristo, el Hijo de Dios que nos liberó, que caminó en este mundo junto a varones y mujeres, aceptando sin problemas que ellas fueran sus discípulas.
No creo en quienes establecen categorías o espacios a los que las mujeres no deben llegar, en la sociedad, en las familias, en los Estados, o incluso y peor, en la misma Iglesia.
Creo en el Espíritu Santo, el soplo transformador y movilizante que anima la vida y la búsqueda del Reino en medio nuestro; aliento sagrado que cae sobre toda persona que busca serle fiel al Maestro, sin importar si se es hombre o mujer.
No creo en quienes piden requisitos para recibir el Espíritu Santo o establecen las señales que obligadamente deben mostrar quienes lo reciben, que pretenden limitar los dones que otorga de acuerdo a si cae sobre hombres o mujeres.
Creo en la Iglesia, como la comunidad de creyentes, quienes buscan y ensayan señales del Reino en nuestro tiempo, con justicia, amor, paz y libertad.
No creo en la Iglesia que discrimina, que señala, que maltrata, que sostiene categorías que oprimen a gran parte de quienes la integran o desean hacerlo.
Creo que Dios nos llama, cada vez con voz más fuerte, a escuchar los reclamos y las voces de nuestras compañeras de camino, voces que con el mismo Dios, nos llaman a convertirnos de nuestras malas prácticas, de aquellas cosas que hemos aprendido y que hemos enseñado, que han causado daño, angustia, opresión y muerte a tantas mujeres de nuestros pueblos.
El trino Dios en quien creemos nos llama y nos exhorta, a Él sea la gloria y la honra, por todos los siglos, Amén.
Maximiliano A. Heusser – Coordinador Red de Liturgia del CLAI
“Cuando romantizamos el día internacional de las mujeres, minimizamos e ignoramos la lucha de estas y muchas otras líderes en la sociedad que tiene más de dos siglos de expresión en las esferas publicas… No buscamos culpables, buscamos caminos de cambio. A su vez, necesitamos más personas, varones y mujeres de buena voluntad, que se comprometan con esta lucha…”
Fragmento del texto “El ocho de Marzo – No Romantizar” de la pastora Judith VanOsdol
El mensaje de Jesús, y su ejemplo muestra que la vida abundante es para todos – hombres, mujeres, niños y niñas, grupos excluidos y marginados de la sociedad. En un tiempo en que la mujer no era considerada Él las consideró… y hubo discípulas, y las llenó de esperanza, coraje y fuerza. Y fue esto lo que nos fue legado, a los cristianos y cristianas.